Ser voyeur de un fetichista es reconocerse fetichista en un grado del que no eramos conscientes, al visitar dos de las casas de Pablo hemos tenido la oportunidad de abrir el armario de sus incontables mundos... Neruda abierto de par en par.
La Sebastiana se nos presenta como una mas de las coloridas casas del cerro Bellavista, solo que ella sola se yergue de forma orgullosa sin vecinos que la molesten, excepto el trasero que, en vida del poeta, resulto ser un teatro y cine del que se aprovecho para estar al día de las películas de estreno... le bastaba poner oído en la tercera planta para escuchar. De ella volvió a fabricar una especie de barco, varado en tierra, que le permitiera mantener una vida placentera dedicada a sus diferentes manías... perspectiva al infinito mar, del que se consideraba marinero en tierra, un gran comedor para llenarlo de amigos y compartir buenos ratos, un pequeño bar para el placerentero trago, el mejor lugar para su amada y un rincón para trabajar; todo ello relleno de incontables objetos que rellenan paredes, huecos, techos, rincones y hasta suelos.
La casa, que compro con otro amigo para compartirla, se fue remodelando durante un tiempo hasta llegar a la actual; construida sobre una parcela con jardín tiene cinco plantas de geometría caprichosa que van decreciendo en superficie hasta llegar a su estudio, el puesto de mando del capitán de La Sebastiana.
Treinta y tantos años para construir casa y objetos, junto a un bosque de pino, a la orilla del Pacifico de un lugar llamado Isla Negra. Sobre lo que era una pequeña casa, de un marino español, se vuelven a repetir los mismos esquemas de un sibarita coleccionista y fetichista...cada una de las estancias se adaptan perfectamente a las piezas de coleccion y, si hace falta, se construyen especificamente para contener desde mascarones de proa hasta un caballo, a tamaño natural, de papel mache, e incontables botellas, conchas y antiguedades, todo ello en una larga y caprichosa casa.
Ante la tumba de Pablo y Matilde |
... "el océano Pacifico se salia del mapa. No habia donde ponerlo. Era tan grande, desordenado y azul que no cabía en ninguna parte. Por eso lo dejaron frente a mi ventana". Pablo Neruda
11 y 12 de agosto.